Esta mañana, al chequear mi cuenta de Facebook, he leído un interesante artículo de Víctor Amela para La Vanguardia titulado La inmolación de Zapatero. Trata el caso reciente de Italia que, tras el cese de Berlusconi, ha constituido un gobierno de tecnócratas. Y plantea la cuestión de si, tras nuestras próximas elecciones, el nuevo gobierno (aún elegido de forma democrática) será un gobierno también de técnicos en cierta manera impuesto por Europa.
Los países ya no están aislados, la economía se ha globalizado y los mercados mandan: es una realidad aunque muchos se resistan a aceptarla. Ante los actuales acontecimientos se ha demostrado que, para mantener la calidad de vida de los ciudadanos, las políticas sociales no son suficientes. Para generar riqueza y, por tanto, bienestar hay que ser competitivo; pero no sólo las empresas: los profesionales, los trabajadores, también se espera lo mismo de los gobernantes.
Ante la falta de políticos cualificados para gestionar los países parece que la solución está en que gobiernen técnicos con una experiencia contrastada: economistas, ingenieros, técnicos... ¿La clase política deberá, pues, adaptarse a las leyes del mercado? ¿La tecnocracia va a sustituir a la democracia? Los próximos acontecimientos en Europa nos darán la respuesta.
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